El poder de la buena ortografía en las relaciones públicas

Por: Carolina Jímenez

En el mundo de las relaciones públicas, una ortografía cuidada influye directamente en la percepción que la audiencia tiene de una empresa, organización o figura pública. Una comunicación escrita correctamente, además de construir una imagen positiva, fortalece la confianza con clientes, socios y otros actores clave.

Uno de los pilares de las relaciones públicas es la gestión de la imagen corporativa. ¿Te imaginas encontrar errores ortográficos en comunicados de prensa, informes, correos electrónicos o publicaciones en redes sociales? Estos fallos pueden proyectar una falta de profesionalismo que lastima la credibilidad de la marca y pone en duda la calidad de sus productos o servicios. Incluso en textos breves, como titulares o frases promocionales, los errores pueden arruinar el impacto del mensaje.

En un entorno cada vez más digitalizado y globalizado, donde la mayoría de las interacciones se producen por escrito, la correcta redacción se vuelve indispensable. Un mensaje bien estructurado posiciona a la organización como confiable y comprometida con altos estándares de calidad. Además, genera empatía, comprensión y cercanía con el lector, reforzando el vínculo comunicativo.

El dominio de la ortografía y la gramática permite adaptar los mensajes a distintos públicos y contextos, facilitando una comunicación estratégica, como por ejemplo cuando se gestionan crisis, se lanza una nueva campaña o se construyen alianzas: cada palabra cuenta, y cada detalle puede marcar la diferencia entre el éxito y el rechazo.

Por otro lado, en la era de las redes sociales, donde los mensajes circulan a gran velocidad y están sujetos al escrutinio constante, los errores ortográficos pueden viralizarse en cuestión de segundos, derivando para la organización una crisis de reputación. Esto es aún más crítico cuando se trata de mensajes sensibles o dirigidos a audiencias amplias.

Es de suma importancia releer la información que se va a publicar mediante cualquier canal de comunicación, para percatarnos de que todo esté escrito con precisión. Una simple tilde o la ausencia de signos de puntuación puede cambiar el tono del mensaje por completo y alterar la percepción lograda.

Cuidar el lenguaje es una forma de valorar a la audiencia, de mostrar que cada mensaje ha sido pensado y redactado con esmero. La ortografía no es un detalle menor. Recordemos que, en muchos casos, el primer contacto con una organización ocurre a través de un mensaje escrito, lo que la convierte en una carta de presentación silenciosa, pero poderosa.